Estimados amigos: cuando terminé de leer el libro de
Verónica Llaca, llamado Cuerpos en renta
(Ediciones B México, S. A. de C. V., México, D. F. , 2010), confieso que no
había hecho la reseña, aparte de mi falta crónica de tiempo libre, porque no
encontraba la manera de acercarme a la obra para hacer mi comentario; así que
antes de que pase más tiempo y termine por relegarla al Cajón del Olvido y no
hacerla, la hago de una buena vez.
Muy bien, pues empecemos. Cuerpos en renta nos deja ver, desde el principio, que esta es la
primer novela de Verónica Llaca (quien es muy joven, por cierto, y se ha
dedicado durante mucho tiempo de su vida al periodismo y a la dramaturgia): diálogos
flojos, complicados; personajes quizás prescindibles, acumulación de hechos que
no resultan vitales, o incluso dudosamente necesarios para el núcleo de la
trama real, por lo demás interesante y digna de discusión, y que es la
siguiente: “¿Para qué nos puede servir un cadáver, que pueda ser legal, y
económicamente redituable?”
Sinopsis del libro: sucede que estamos en la víspera del
estreno de la obra teatral "Cuerpos
peregrinos", que ha generado, por diversas causas, una gran
expectación en la ciudad. Y a un par de días del estreno, el actor principal es
secuestrado. Ahí inicia una serie de peripecias, donde estamos en contacto con
las partes siniestras de la policía mexicana, y con hechos del pasado en otros
países, algunos muy sombríos, que parecen volver a la vida, mientras se
desarrolla la búsqueda del protagonista, todo contra reloj...
He señalado algunos ¿defectos? de la escritura de este libro
de juventud. Ahora debo consignar algo que me sorprendió gratamente. Al término
de la novela, Verónica Llaca incluye también la obra de teatro Cuerpos peregrinos (sí, la misma que es
mencionada en la novela). Un grandísimo acierto, porque en esta comedia
Verónica se mueve como pez en el agua: sus diálogos son lógicos, fluidos; sus
personajes están bien desarrollados, y la trama, con la explicación de la
teoría, resulta convincente y divertida...
Creo que puesta en una balanza, esta obra doble cumple su
cometido: divertirte y hacerte reflexionar de una manera pragmática en la
Muerte, quizás con un guiño de informalidad, pero sobre todo, con mucha alegría
de vivir.
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