Uno mismo, como persona normal y de a pie, suele preguntarse: "¿Qué es la Felicidad? ¿Dónde puede encontrarse el Amor? ¿Tiene algún sentido la Vida?", y pensamos que, como personas normales y de a pie, no tenemos las respuestas a esas preguntas, pero que sin duda sí que hay personas que las tienen, debido a su gran capacidad mental.
Acaso nos llevaríamos una sorpresa (ignoro si grata o no) de darnos cuenta de que en la gran mayoría de los casos tampoco los intelectuales o las personas con mayor espiritualidad tiene una mayor idea de lo que estamos hablando, y qué tan importante es en la vida.
Esto viene a cuento cuando leemos Guadalajara de noche (Tusquets Editores, colección Andanzas, México, D.F. 2006), del escritor hondureño León Leiva Gallardo, novela en que su alter ego, Roberto Kaye (Booby Cay para los amigos), dramaturgo, poeta y colaborador en una revista literaria, viaja de la ciudad de Boston a la ciudad de Guadalajara, con el laudable fin de presentar esa misma revista en la Feria Internacional del Libro que se presenta en esa ciudad. Hasta ahí todo resulta coherente y explicable.
Pero la segunda intención, quizás no tan oculta, quizás sí muy anhelada, es la conocer, quizás sea mejor decir encontrar o descubrir, a Pirámide, la musa ideal de este poeta y dramaturgo. Y para ello se lanza, nuevo Quijote de la Mancha, a recorrer esa Guadalajara de noche, poblada de molinos de viento vueltos gigantes, y llena de entuertos literarios y etílicos, y donde tarde o temprano se encontrará con su misteriosa Dulcinea.
Leer Guadalajara de Noche, de León Leiva Gallardo es acompañar a Booby Cay en este triple descubrimiento: de Pirámide, de Booby y de la Guadalajara nocturna misma, tan diferente a la cultural Guadalajara diurna.
¿Gustas acompañarnos? La invitación está en tus manos.